Catedral de Jaen y Baños Arabes

Catedral de la Asunción de la Virgen   

Como la mayoría de las catedrales andaluzas, la primitiva catedral de Jaén se crea utilizando como tal la anterior mezquita musulmana.

En el año 1492, y bajo el obispado de don Luis de Osorio, se comienza a construir una iglesia nueva por el maestro Pedro López, con la intervención de Enrique Egas; continuándose las obras hasta el año 1510, aunque hubo de derribarse en 1525 parte de la fábrica por amenazar ruina.

Después de un tiempo de inactividad, el Cabildo decide en 1548 el concurso de los maestros J.Quijano, Pedro Machuca y A. de Vandelvira para reanudar las obras del nuevo templo. 
De entre ellos se elige a Andrés de Vandelvira, quien comienza los trabajos por la cabecera, conservando algunos de los basamentos y lienzos de muros levantados por P. López, decorados con una robusta franja de follaje de tipo gótico.

De planta rectangular, el templo se configura como una espléndida iglesia de salón de tres naves, con capillas-hornacinas laterales y cabecera plana. Como en el caso de las catedrales de Granada, Guadix y Baeza, sus pilares se recrecieron con columnas corintias de fustes estriados con bastones a distintas alturas, típico en las obras de Vandelvira, pero superando la grandiosidad del espacio diáfano de este templo a los antes citados, y con un clasicismo de mayor perfección que en aquellas. 

En el lado de la epístola levantó Vandelvira su majestuosa Sacristía, realizando aquí una de sus más originales composiciones. De planta rectangular, frentean sus lados grupos de columnas pareadas estriadas y con bastones, de pedestal único que, unidas a pilastras, se distancian en longitudes diferentes para soportar arcos de radios distintos y alternados, formando un ritmo genial y único. Sobre esos arcos dispone un entablamento general, y sobre él repite el ritmo de los arcos desiguales y alternados del cuerpo inferior. El salón se cubre con una bóveda de cañón decorada con medallones, acabándose en el año 1577, dos años después de la muerte del maestro. 

La Sacristía, junto con la Sala Capitular de esta catedral, concebida con un gran purismo en sus órdenes jónicos apilastrados e igualmente cubierta con bóveda de cañón y acabada en 1.556, forman dos de las obras maestras indiscutibles de la mejor arquitectura renacentista de Andalucía.

Posteriormente, otros dos Maestros Mayores de la catedral -Aranda y López de Rojas- desarrollan aquí una interesante actividad artística, representando a la tradición manierista y los comienzos del barroco, respectivamente. 

Juan de Aranda y Salazar, llamado en el año 1634 por el obispo Baltasar de Moscoso para continuar las obras realizadas por Vandelvira, levanta la Capilla Mayor" y las del lado del evangelio, siendo sus obras más personales la gran cúpula y la portada septentrional del crucero.

Ufrasio López de Rojas, Maestro Mayor de esta catedral desde 1659, diseña su suntuosa fachada principal, que se concluye en 1688. Esta fachada cuenta con el condicionante del edificio inicial planteado por Vandelvira, y plantea la búsqueda de efectos espaciales en ella a través de una acertada conjunción entre la arquitectura y la escultura, tanto de estatuas como de relieves; que confiere, con su gran tamaño, estructura y cuidada decoración escultórica sentido barroco italiano a un esquema clasicista; y que supone por su elegancia y formalismo una de las obras más importantes de toda la arquitectura española del siglo XVII.

La culminación de la catedral queda a cargo de José Gallego quien, a partir de 1726 se ocupa del cerramiento de parte de sus bóvedas, la construcción del coro y las trazas del trascoro, no realizado exactamente según su diseño, y que aloja ena gran pintura de Maella.   

Bien de Interés Cultural, la catedral de Jaén está declarada Monumento según aparece publicado en la Gaceta de Madrid en el año 1931. 

Baños Árabes

El ‘Hamman del Niño’, una magnífica huella del pasado de Al-Andalus.

Estos baños árabes o hamman, construidos en el siglo XI, son los más grandes y mejor conservados de Al- Andalus. 
Durante siglos permanecieron olvidados en el sótano del palacio de Villardompardo (1592) y su restauración le valió el premio Europa Nostra en 1984 al arquitecto Luis Berges Roldán.

El hamman o baños era un lugar clave en el mundo islámico, en el que además de lavar y cuidar el cuerpo se purificaba el espíritu, ya que su uso también vino dictado por la obligación de la ablución mayor, imprescindible para la oración del viernes. 
Al baño acudía todo tipo de público, tanto ricos como pobre, hombres o mujeres, pero estos últimos en distintos horarios.

El recinto está compuesto por varias cámaras abovedadas con lucernarios estrellados. La primera sala es el vestíbulo (al-bayt al-maslaj), que consiste en una estancia trasversal con alcobas en ambos extremos. 
La siguiente es la sala fría (al-bayt al-barid), a continuación la sala templada (al-bayt al-wastani), formada por un gran salón cuadrado que se cubre con cúpula semiesférica sobre arcos de herradura. Hay varios huecos en el suelo por los que podemos ver los pilares de ladrillo que permitían la circulación del aire caliente. Esta sala se amplía, a través de dos arcos de herradura, 
hacia una estancia con dos alcobas laterales. La última es la sala caliente (al-bayt al-sajun), con dos alcobas laterales ubicadas junto a la caldera, lugar donde se calentaba el agua.
La solería de algunas estancias era de mármol blanco y los muros originalmente estaban decorados con arquerías pintadas en rojo sobre fondo blanco.
 
Junto a los Baños se visita el Palacio, construido por Don Fernando de Torres y Portugal, exvirrey de Perú, con patio renacentista con dos galerías de arcos carpaneles de ladrillo y escalera manierista. 
Hoy alberga un Centro Cultural en el que además está instalado el Museo de Artes y Costumbres Populares y el Museo Internacional de Arte Naïf .